Los géneros musicales, el eterno debate. Géneros que nacen, ocupan el número de todas las listas, se estancan en un mismo sonido y acaban cayendo en el olvido.
House, techno, dubstep o drum and bass son ese tipo de atribución que hoy en día nos dejan un poco fríos a la hora de clasificar cualquier tema dentro de un género musical. Vivimos en una época en la que cada día surge un nuevo género o subgénero musical. La vida útil de estos géneros emergentes, por lo general, suele ser como aquello que nos enseñaban en el instituto de la introducción, el nudo y el desenlace. Con esto vengo a referirme a que surgen, pegan el pelotazo, y luego mueren, por decirlo de alguna forma.
Hay varios ejemplos para este tema que todos hemos vivido de cerca. El primero de ellos, el big room, ese género que irrumpió entre nosotros con sus kicks potentes y sus sonidos, a día de hoy, aburridos. Temas como “Tsunami” o “Animals” se hicieron mundialmente conocidos de la noche a la mañana y ocuparon los primeros puestos de todas las listas durante meses. Si nos preguntamos que ha sido de ese género hoy en día… Algunos lo odian, otros lo consideran pasado de moda y, otra parte de la escena musical sigue produciéndolo. Otros ejemplos de estos géneros: el future house de Oliver Heldens, Don Diablo, Tchami y compañía, que aún no ha perdido todo el tirón que tuvo en su día, pero que esta en uno de sus peores momentos, el future bass, que aunque no esté en su mejor momento, aún sigue siendo exitoso pese a que se esté viendo cada vez más sobrepasado por otros géneros que vienen pisando fuerte.
Otro ejemplo, el movimiento groove que nos lleva invadiendo desde hace relativamente poco, hablo de groove, de tribal y latin house. Impulsado por figuras como Kryder y Tom Staar -entre otros muchos-, estos subgéneros se han convertido en unos habituales en las listas y muchos sellos han comenzado a apostar por ellos, incluso con la creación de algunos sellos específicos de este tipo de música, como Cartel Recordings. El movimento groovero -a partir de ahora lo llamaremos así- se ha desarrollado, aproximadamente, en paralelo al del future bass y hoy en día sigue estando en lo alto, pero ya comienzan a surgir alternativas y se empiezan a ver otras tendencias que no parecen disgustar en demasía. Hablamos, por ejemplo, de ese tech house bailongo que ha protagonizado los últimos releases de Sosumi, así como los sets de los antes mencionados Kryder y Tom Staar. Además, la vuelta a la carga de SIZE ha supuesto un soplo de aire fresco para el progressive, que aunque nunca ha muerto, se encontraba un poco estancado, y parece que lo melódico está de vuelta y con más fuerza que nunca.
Las tendencias, como en casi todos los ámbitos de la vida, van y vienen. Después de este pequeño repaso que he realizado nos gustaría saber cuales son vuestras opiniones al respecto, que géneros creéis que van a ser los próximos en explotar y, por supuesto, que nos recordéis cuales son aquellos que no he mencionado y que deberían haber tenido cabida en este artículo.