Caroline Polachek es un camaleón en ‘Desire, I Want To Turn Into You’

El segundo álbum de la artista americana es una búsqueda de su identidad que no se aposenta en ningún sonido

En 2021, una de las webs musicales con más seguidorers, Pitchfork, colocaba ‘Bunny Is A Rider’ en el número 1 de su lista de canciones del año. El primer sencillo con el que Caroline Polachek adelantaba Desire, I Want To Turn Into You podía no tener nada que llamase la atención en demasía como para llegar a tener este título a primera escucha, pero cuanto más oías este track con atención, más te dabas cuenta de la exhaustiva y detallista intrincación de elementos de producción que esta llevaba, incluyendo incluso chops vocales modificados del bebé de Danny L Harle, principal productor del tema y el disco entero. Estos se sumaban a una composición diferente y cada vez más contagiosa que, en definitiva e independientemente de las opiniones, conformaba una gran canción de pop.

Estas son algunas de las características que, de la mano, Caroline y Danny han ido arrastrando al resto de canciones de este segundo álbum de la nacida en Connecticut. Desire, I Want To Turn Into You es un disco en el que cada canción busca su propio lugar y protagonismo, imposible de no ser diferenciada de las demás, y aún así todas parecen estar conectadas de maneras vagamente descriptibles. Es el álbum en el que la artista menciona en una entrevista para Radio 3 haber buscado un sonido propio, pero que sin embargo aún no ha encontrado. 

Bueno, pues para ser un proyecto en el que da palos de ciego, está siendo uno de los más aclamados del año y con el que todo su público está también de acuerdo en que es un increíble trabajo. Y al igual que en Bunny Is A Rider, en el resto de canciones no hay tampoco nada de vanguardista ni que haya roto ningún molde. Es el background que tienen estos dos artistas y la manera en la que se complementan y trabajan a un nivel microscópico que llega a analizar el modo en el que sus héroes parafrasean estrofas, o cómo trasladar lo que transmiten las pinturas primitivas a un nivel auditivo lo que hace que sea un disco de pop magnífico en el que las bases de trip-hop, las cuerdas, los ritmos bailables o las voces desnudas encuentran un gran lugar en el que convivir unas con otras.

Una sensación primigenia es la que ha tratado de transmitir Caroline Polachek en los primeros segundos de Welcome To My Island’, el track con el que se abre el álbum y que contiene el propio título en su letra, una frase que en el momento en el que la incluyó no era consciente del poder que tenía. “Desire, I Want To Turn Into You” llegó a llamar su atención por la manera en la que esta puede tener varios significados y metamorfosearse en función de quién, cuándo o como se se escuche. Llega así, de cierta manera, exclusivizarlo para cada uno de nosotros.

Una de las claves innegables del éxito de Caroline Polachek es la herramienta prodigiosa que tiene en sus cuerdas vocales. Tanto es así, que la americana no duda en crear florituras imposibles en cualquier momento o en hacer de su voz la principal atracción del oyente dejándola a la intemperie, como ocurre en el mar de voces ‘Hopedrunk Everasking’ o el delicado ‘Crude Drawning Of An Angel’.

Luego llegan momentos más folklóricosen los cuales las guitarras españolas o las gaitas funcionan a la perfección en la encajada fórmula de Caroline Polachek. Estas primeras brillan como un sol en ‘Sunset’, la pseudo-rumba que la americana grabó y escenificó en Barcelona. En la compleja ‘Blood And Butter’ puede distinguirse a la perfección la la manera en la que esta homenajea a una de sus principales influencias The Corrs mientras la gaita nos transporta a un momento de euforia de una manera en la que jamás podría un sintetizador. En la metálica y tribal ‘Butterfly Net’, por su parte, pueden encontrarse referencias al rock progresivo o incluso a Sade en algunos momentos.

La única colaboración que hay en este Desire, I Want To Turn Into You es ‘Fly To You’, una alianza con Grimes y la perdida Dido de voces flotantes y ritmos metálicos que bien podrían catalogarse de cierta manera como una especie de drum and bass de bajo voltaje. Esta hace una gran sinergia con la bailable ‘I Believe’, en la cual los ritmos garage y un bajo más que sinuosos se compenetran entre ellos, con unos agudos imposibles y el sentimiento gospel que envuelve toda la obra.

Los dos últimos cortes no merecen tampoco menos atención. ‘Smoke’ es, según cuenta, su momento de pop diva del largo, mientras que el deconstruido ‘Billions’ deja las pulsaciones bajadas con cantos lentos, bajos púnzanos y voces infantiles corales. Desire, I Want To Turn Into You es, sin duda, un trabajo totalmente redondo de una de las artistas más buenas y talentosas que tiene el pop a día de hoy. Puedes escucharlo al completo a continuación:

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