En la cueva estamos continuamente hablando de él y hoy nos hemos parado a pensar… ¿Qué es el sonido? Hemos estado recabando información y tenemos algunas cosas que os van a interesar.
Sin entrar en términos científicos, el sonido es un fenómeno que implica la propagación de ondas a través de un medio en el que se sitúa un cuerpo vibrando. Un ejemplo claro para ilustrar esta definición son las cuerdas de una guitarra, éstas vibran y transmiten dicha vibración al medio en el que se encuentran, que por lo general suele ser aire, aún no hemos visto a nadie tocar la guitarra en la piscina…
Hay varias magnitudes asociadas a las ondas sonoras que es interesante que conozcamos antes de entrar en materia. Dos de estas magnitudes son la frecuencia y la longitud de onda, que se encuentran relacionadas entre sí de forma inversamente proporcional, es decir, al aumentar una disminuye la otra, y viceversa. La frecuencia, habitualmente expresada en Hercios (Hz), es la cantidad de veces que se repite una onda en un espacio de tiempo determinado, mientras que la longitud de onda (λ) es un término asociado a la distancia que recorre una onda en un determinado intervalo de tiempo (dos máximos o mínimos consecutivos de la onda).
Conceptos como el de bpm (beats per minute o pulsos por minuto en castellano) son derivados de la frecuencia de las ondas. El tono también tiene algo que ver con la frecuencia del sonido, como podéis ver a continuación en la imagen.
Las ondas del sonido se propagan a través de un medio, como hemos dicho antes, pero no lo hacen de igual forma en todos los medios. La magnitud que gobierna esta propagación es la densidad (ρ) del medio en cuestión. A mayor densidad, mayor propagación, de ahí que a través de un sólido -como por ejemplo la pared de cualquier casa- se propague un sonido mejor que a través de un fluido cualquiera, o sino pensad en lo dificultoso que es oír a nuestro amigo cuando intentamos hablarnos estando sumergidos en una piscina.
Además de todo esto, estas ondas tienen asociadas una energía, que es la responsable de que las ondas sonoras de una explosión puedan romper cristales o, en casos muy extremos, incluso los tímpanos de un ser humano. Como dato, el sonido más fuerte registrado en la historia fue la erupción del volcán Krakatoa, situado en la costa de Jakarta, Indonesia, en 1883. Su estruendo se escuchó a cientos -incluso miles, según varias fuentes- de kilómetros, en lugares como Australia y la costa de África. Algunas fuentes aseguran que pudo ser oído en un 10% de la superficie del planeta, persistiendo esta onda activa hasta varios días después de la erupción, aunque con una intensidad no perceptible para el oído humano.
Dejamos la ciencia a un lado para hablar sobre algunas curiosidades. Comencemos por la leyenda urbana de que en el espacio no existe el sonido. Recientes estudios de la NASA demuestran lo contrario, mediante el uso de sondas e instrumental especializado pudieron traducir el sonido espacial -que, a diferencia del sonido en la tierra, viaja a través de ondas electromagnéticas, no perceptibles por el oído humano- a uno que si podemos apreciar, y este es el resultado, simplemente espectacular.
Otro de esos fenómenos que tanto da que hablar cada vez que sucede es el de romper la barrera del sonido. No vamos a dar ninguna explicación exhaustiva de como se produce este fenómeno, nos limitaremos a decir que ocurre cuando un objeto supera la velocidad del sonido, que es de unos 1.200 km/h. En ese punto, se produce una onda de choque, la parte audible de esta onda es conocida como explosión sónica y es la que rompe nuestras ventanas o las hace vibrar fuertemente cuando algún caza se pasa de velocidad sobrevolando las ciudades. Cuando esto ocurre, se forma un disco blanco alrededor del objeto en cuestión, compuesto por vapor de agua condensándose a consecuencia de la onda de choque. No solo los aviones pueden provocar este fenómeno, quizá algunos recordéis al tal Felix Baumgartner…
No queremos terminar sin hacer mención al conocido efecto Doppler, que puede que no sepamos en que consiste pero que todos vivimos de cerca a diario. Este efecto consiste en el cambio de la frecuencia de un sonido que se produce entre una fuente de sonido en movimiento y un observador. En cristiano, ese cambio que hay del sonido de la sirena de una ambulancia desde que la escuchamos a lo lejos, se acerca y después se aleja. El acercamiento de la fuente emisora al receptor hace que las ondas del sonido se agolpen en la dirección del movimiento de la fuente, lo que provoca que el sonido sea cada vez más agudo cuanto más cerca este, en este caso, la ambulancia.
Estos y miles de fenómenos más van de la mano con el sonido y sus propiedades. Esperamos que hayáis aclarado algunas de vuestras dudas, os leemos en nuestras redes por si os apetece dejarnos algún caso que creáis curioso y… ¡Hasta la próxima!
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