El valenciano se encuentra girando con su último y aclamado disco como principal reclamo, y Madrid fue uno de esos grandes retos
La gira de TRES CREUS tenía una parada marcada en rojo en el calendario. Madrid siempre es una fecha que pesa en el tour de cualquier artista, sea de la ciudad o no. En el caso de Hoke no es así, pero solo el hecho de tener a un artista de rap puro llenando un lugar como Vistalegre, es algo que hace unos años no era para nada lo habitual. Incluso el propio Hoke dejaría entrever su emoción con esta fecha en varios momentos del show.
Conseguir acceso a esta fecha tampoco fue barato para los asistentes. En torno a los 40 euros rondaba una entrada para escuchar al valenciano en Madrid. A priori aquí se abre un debate con muchos factores a tener cuenta sobre por qué un concierto vale más o vale menos, pero para eso está el show, para sacar conclusiones con fundamento.
El escenario mostraba las tres cruces que más ha estado usando Hoke en las creatividades que acompañan a su último álbum, fabricadas en metal y bastante grandes, plantadas como custodios de la tarima. El artista saltaba entonces al ruedo, encapuchado y al ritmo de ‘Dálmatas'. El repertorio que Hoke tenía para ofrecer en esta gira lo querría más de uno; eso no iba a ser un problema. Pero también rápidamente llamó la atención el pobre sonido que tiene Vistalegre para este tipo de eventos. Es algo que se nos olvida de tanto en cuanto y que los equipos de los artistas salvarán de mejor o peor manera, pero que sin duda es molesto cuando se trata de un concierto con tanta expectación y que no ha sido precisamente barato.
Sin mucha pausa entre canciones, Hoke fue soltando piezas de su repertorio más reciente, intercalándolas con otras de BBO e incluso anteriores. En una fecha como esta también se esperaban invitados que acompañasen al valenciano en las muchas colaboraciones que tanto gustan al público. Ébano y Ergo Pro fueron los primeros en aparecer para cantar el enérgico ‘M.A.N.'. Evidentemente, durante canciones así, el público respondía con energía, pero no fue un concierto en el que la fiebre de los pogos estuviera realmente presente hasta casi el final del mismo.
Ébano se quedó en el escenario y entró Elio Toffana para que los tres ofrecieran ‘NADIE VIVO'. El ya ‘retirado' ToteKing tampoco quiso perdérselo, ni por supuesto Ill Pekeño que saldría más adelante. Aunque estas sorpresas son de agradecer, sin duda uno de los mejores momentos del show llegó hacia la mitad del mismo, cuando después de una breve pausa se colocó una cabina de teléfono antigua en el escenario, y desde ella Hoke rapeó ‘Moondial', dejando un vibe en Vistalegre difícil de igualar para el resto del concierto. Después de esto siguieron apareciendo invitados como Juicy BAE (a la que apenas se le escuchaba) con ‘BITCH' e incluso Natos y Waor para cantar ‘BUDOKAI'.
En los momentos finales del bolo, Hoke echó el resto con los esperados ‘Infrarrojo / Ultravioleta', ‘Olympique', y por supuesto cerrando con el tema homónimo del disco. Sin duda Vistalegre fue un momento canónico para el artista, al que se le pudo ver visiblemente emocionado en algunos momentos. «Gracias Madrid, esto no se me va a olvidar en la vida», decía. Pero es cierto que desde la perspectiva de la pista se sentía como si faltara algo, algo de conexión entre él y el público, algo más en el show aparte de invitados… Fue un concierto disfrutable que prensa y fanáticos del artista no se podían perder, pero más allá de eso el debate sobre si merecía la pena pagar lo que costaba queda algo más inclinado hacia el no que hacia el sí. ¿Debemos bajar las expectativas con los conciertos de rap o exigir más a los artistas? Cada uno puede sacar sus conclusiones a pesar de haber rugido al son de un repertorio envidiable como es el de Hoke.
