La gaditana consagra su esperanzadora carrera con “de la luz”, su EP debut. Cinco fantásticos cortes que confirman que la joven artista ha llegado para quedarse.

La evolución musical de Judeline estos últimos tres años ha sido sencillamente maravillosa. Poder observar desde fuera cómo una artista iba poco a poco definiendo hacia dónde quería llevar su carrera es un regalo que se tiene en pocas ocasiones en esta industria. Por suerte, desde Loud Cave atrapamos a Judeline cuando daba sus primeros destellos por Soundcloud. Allí era una cálida voz la que nos cultivaba con un registro que congelaba corazones. Lo de hoy… Lo de hoy ya es historia.

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Madurez musical y personal que permitió a Judeline conquistar la capital y con ello, cautivar a decenas de personas. Esas decenas se fueron multiplicando por centenas, y así sucesivamente. Actualmente, tras el lanzamiento de este EP, la artista tiene más de 100.000 oyentes mensuales en Spotify. La evolución de sus cifras dan incluso un poco de vértigo.

Lo más valioso de todo ello es que, detrás de ese éxito, no se esconde otro secreto que el del talento y la constancia. No busquen grandes disqueras, ni campañas de marketing dignas de halagos. No las hay. Sólo encontraréis a una joven que ha vivido rodeada de la música desde sus inicios, gracias a su familia, madurando una melodía que ha terminado de brotar en el mejor momento posible.

De hecho, una de las grandes cualidades de la música de Judeline es su sencillez. La ternura de alguien que trata de tú a tú a la música. No es que los trends de Tiktok o los sonidos comerciales sean necesariamente algo negativo, ni mucho menos. Pero la realidad es que la esencia de Judeline se aleja de todo eso. Aquí lo verdaderamente importante es su voz, su papel y bolígrafo; y cómo no, el gran equipo de producción del que se ha rodeado y que ha logrado madurar su talento de forma espléndida.

Al igual que no tiene sentido entender a Judeline sin Los Caños de Meca y su querido Faro de Trafalgar, tampoco lo tiene analizar su música sin pensar en el trabajo de genios como Tuiste, Mayo, Oddliquor o el ganador del Grammy Latino, Harto Rodriguez. Todo ello de la mano de Sonido Muchacho, que fichó a Judeline hace varios meses. En esta discográfica y editorial independiente trabajan artistas como Sen Senra, Rojuu o Natalia Lacunza, por lo que ya os podéis imaginar la calidad del entorno que la rodea.

El primer adelanto de este conjunto musical fue “otro lugar · despertar”. No dudamos cuando decimos que fue uno de los mejores lanzamientos de todo el 2021. Cuando una artista es capaz de destapar tal cantidad de melodías y entonaciones, no se puede hacer otra cosa que no sea aplaudir el trabajo bien hecho. De ello ya hablamos en su momento, por lo que no merece la pena recaer en el mismo tema una segunda vez.

Le siguió “marisucia · noche”, un relato ambientado en una de sus playas favoritas que destapaba un ambiente lúgubre, un tanto dispar respecto a su antecesor. Choque de afluencias para traernos la cara más profunda y sentida de Judeline. Es curioso como la oscura melodía conecta a la perfección con la suave voz de la artista, creando una distopía musical digna de admirar. El videoclip, al igual que el de “otro lugar · despertar”, es una auténtica maravilla. Se nota que Judeline quería ofrecernos por todo lo alto su primer gran trabajo.

Por tanto, tres obras fueron lanzadas en exclusiva con la salida completa del EP. Desde fuera, tenemos la sensación, ya no sólo por su colocación y duración, sino por su esencia, de que dos de ellas representa la intro y outro del conjunto. “trafalgar · amanecer” nos sumergen a la perfección en el conjunto de influencias que posteriormente irá descubriéndonos Judeline. Una maravillosa intro que nos permite saber hacia dónde ha querido llevar la artista su obra.

Por su parte, “tonada de la luz · madrugada” representa el outro de este EP. Un agridulce cierre donde una guitarra y la voz de Judeline son los únicos protagonistas. Nada más. El origen musical de la joven gaditana se ve representado en el final de su primer gran trabajo. No se nos ocurría mejor forma de dejar morir una obra.

El tercer trabajo que nos queda por enunciar es entonces “señal · atardecer”. Lo que menos podíamos esperar probablemente de una canción de Judeline era encontrar influencias de música electrónica. Si bien está claro que a estas alturas no estamos descubriendo la electricidad, la realidad es que la combinación no puede resultar más perfecta. Elegancia musical en estado puro, una vez más Judeline nos muestra diversos registros musicales en una misma canción sin ni tan si quiera despeinarse. Marca de la casa.

Hasta aquí nuestra review de la primera gran obra de Judeline. Por delante una carrera llena de éxitos, pero calma. Dejemos que el agua discurra por su travesía a su ritmo, sin alternaciones externas. Disfrutar del proceso es más importante incluso que lograr el objetivo. Será Judeline la que, siguiendo mostrándonos el interior de su alma, la que llegue a donde ella quiera. Talento tiene para ello. Podéis disfrutar de “de la luz” a continuación.