La banda americana se inspira en la Nueva York del siglo XX, pero sobretodo en los pasos que han ido dando a lo largo de su carrera
En los tiempos que nos corren en los que la hiperproductividad y la instantaneidad están a la orden del día, esperar 5 años para un disco como lo que nos ha hecho aguantar Vampire Weekend en pos del lanzamiento de su nuevo disco Only God Was Above Us parece un reto de paciencia hercúleo. Pero la banda conformada por Ezra Koenig, Chris Baio y Chris Thomson nunca ha sido de seguir tendencias ni de mantenerse en el punto de mira.
Y, de hecho, si por algo este quinto álbum de estudio ha resultado ser su quinto sobresaliente y mantener una calidad absoluta es por seguir siendo -e incluso diría más que nunca a pesar de llevar unos años cojeando tras la salida de Rostam- fieles a sí mismos. De esta manera, Vampire Weekend parece hacer en este Only God Was Above Us un viaje donde se van referenciando los variados sonidos que han definido a la banda, convirtiéndolo de esta manera un producto nuevamente único y el que bebe de más influencias hasta la fecha.
Es un disco que no es fiel a ninguna de las tendencias del presente, sólo es es fiel a la propia banda, y es por eso por lo que en este podemos encontrar una mezcla única de jazz, rock, psicodelia, bases a lo lofi hiphop, pop orquestral, indie, barroquismo o ska.
Las letras, por su parte, sacan a relucir la maestría de Ezra Koenig cruzando metáforas, sátira y juegos de palabras para aludir a la Nueva York del siglo XX basándose en hechos y figuras del pasado que son removidos para, de alguna forma, colocarse en el presente y mirar hacia el futuro. El impacto de unas generaciones sobre otras, el legado, la religión, la paz y la violencia son algunos de los tópicos que se pueden escuchar en este Only God Was Above Us de una manera que insta a los pensamientos críticos y contemplativos.
Si pudiera definir en dos palabras este disco sería con dinamismo y variedad. Vampire Weekend utiliza en este quinto álbum de estudio todas las herramientas de las que dispone. Así, hay momentos tan apabullantes como el opener ‘Ice Cream Piano’ y ese torrente de instrumentos vertiginosos que aparece a partir del minuto 1’20” o la avalancha de distorsiones que aparece en la última parte del duradero ‘Hope’, cuyos estribillo parece estar creado para que se cante a coro y pleno pulmón.
Todos estos sonidos más vivarachos como los de ‘Ice Cream Piano’ o los pianos sin control de ‘Connect’ a mí personalmente me recuerdan a la primera etapa de Vampire Weekend en donde sus canciones no utilizaban temas tan trascendentales sino que parecían más disfrutones y autobiográficos. Pero también se puede escuchar de una manera bastante clara aquellos que han representado sus dos últimos trabajos, los cuales además han ido de la mano del compositor y productor Ariel Rechtshaid. Así, es inevitable que la guitarra playera de ‘Pravda’ no nos transporte al momento a cuando escuchábamos Father of the Bride y sus momentos más aireados, o que la tranquilidad de ‘Capricorn’ o ‘Mary Boone’ con sus coros angelicales y su velocidad enlentecida no nos recuerde al cambio que pegó la banda en Modern Vampires of the City.
Es por todo lo anterior por lo que aunque este Only God Was Above Us se pretenda colocar temáticamente en un momento temporal muy determinado, a nivel musical Vampire Weekend ha entregado su disco más menos posicionado y más balanceado hasta la fecha.
Puedes escuchar el álbum al completo, a continuación: