¿Nunca habéis sentido un deseo de curiosidad por intentar comprender el origen de ciertas obras de arte, de la evolución del cine, de la pintura, de la arquitectura, incluso de los gustos sociales, o de la moda entre otros?
Seguro que ese sentimiento existe y aún, a día de hoy, camináis intentando comprender el significado o valor de la mayoría de cosas que veis, o incluso que podéis sentir. Realmente, todo esto que acabo de explicar de manera emocional y sentida, se refiere a la Historia.
Gracias a la historia, y su acceso a ella, el ser humano ha podido estudiar y reconocer sucesos a lo largo del tiempo, analizar la evolución de las sociedades con el paso de los años, entender cómo y de qué manera funciona el mundo actual en el que vivimos…
En la música, y en la música electrónica pasa igual. Gracias a las obras y trabajos de Kraftwerk (uno de los primeros grupos en popularizar la música electrónica, incluso considerados pioneros del género) se ha permitido entender y estudiar como ha sido la evolución de la electrónica con el paso del tiempo. Sin embargo, nos remontamos a unos años más atrás que la época de los 70 y principios de los 80 donde destacó este grupo Alemán.
Hoy, estudiaremos más historia juntos y viajaremos, concretamente, a 1913.Durante estos años, se definió El Arte del Ruido, y se hizo por primera vez una base que dio la forma perfecta para estructurar la música electrónica de nuestros tiempos. La figura principal y autor de toda esta “rebelión” se llama Luigi Russolo, creador de los Intonarumori, El Arte del Ruido, y artista de la época con espíritu futurista.
¿Qué son los Intonarumori?
Los Intonarumori, son el resultado natural de las teorías musicales de Russolo, expuestas en su manifiesto de 1913, conocido como “El arte de los ruidos”, en el que presentó sus ideas sobre el uso de los ruidos en la música y manifestaba su objetivo de controlar y hacer música con sonidos de tranvías, motores de combustión interna o el clamor de las multitudes vitoreando.
Fueron unos instrumentos musicales inventados en 1913, por el pintor futurista y compositor musical, Luigi Russolo. Realmente, eran generadores de ruido acústico que permitieron crear y controlar dinámicas y alturas en diferentes tipos de ruido. Una colección de varios de estos ‘cacharros’ actuando conjuntamente, fue lo que se denominó como “Orquesta futurista”.
Los intonarumori recibieron nombres onomatopéyicos según el sonido producido: aullidos (aullador), truenos (atronador), crepitación (crepitador), arrugas, explosión, gorjeos, zumbidos, silbidos, etc. y algunos modelos fueron fabricados como formando parte de una «familia»: soprano, contralto, tenor y bajo. Hacia finales de 1913 ya existían 15 modelos diferentes, y al final hubo 27 tipos. Según Russolo, se podían llegar a obtener treinta mil ruidos diferentes.
Los primeros conciertos de música con Intonarumori se dieron en 1913 en el Teatro Storchi de Modena donde Russolo presentó un detonador (scoppiatore) y posteriormente, ya con 5 modelos diferentes
En 1914 ya se exhibieron en conciertos en Milán (Teatro Dal Verme), Génova (Politeama) y en Londres (Coliseum), con frecuente resultados de alborotos y abucheos.
Por ejemplo, respecto a esta última actuación, en junio, The Times ofreció esta descripción del evento: “Extraños instrumentos con forma de embudo… evocando el sonido que se puede escuchar en el aparejo de un barco que cruza el canal con una mar muy movida; los músicos —¿o podríamos decir los «ruidistas»?— han cometido la imprudencia de comenzar una segunda pieza… a pesar de oír gritos patéticos de ¡Basta! sonando excitados por todos los puntos de la sala.”
Podríamos decir, que uno de los orígenes de lo que hoy conocemos como música electrónica, reside aquí, en Los Intonarumori, y al parecer, no era aceptado por la mayoría del público o medios conocidos. Supuso en aquel entonces, un cambio de rumbo en la música, igual que lo hicieron Kraftwerk años más allá. (Entre 1970 y 1980).
Las composiciones de estos conciertos no han sobrevivido, pero tenían sugerentes títulos futuristas como Risveglio di una cittá (Despertar de una ciudad) y Convengo di automobili e aeroplani (Reunión de automóviles y aeroplanos), ya escritos con su nuevo lenguaje gráfico. Y es que, aparte del manifiesto de 1913, Russolo expone sus ideas en un artículo titulado Grafia enarmonica per gli intonarumori futuristi (Notación enarmónica para los futuristas intonarumori) publicado por la revista Lacerba, donde introdujo un nuevo tipo de notación musical que puede considerarse pionera de los intentos de los compositores de música electrónica.
La música electrónica que conocemos hoy en día, no es más que la evolución que se ha ido formando con el tiempo y el aporte extraordinario de obras producto de la aparición de mentes insaciables de experiencias sonoras. Todo esto se remonta a la idea primitiva del ser humano por crear sonidos extraordinarios, y poco ordinarios. Gracias a dicha aportación y entendimiento del ruido, podemos estudiar, comprender e incluso dejarnos llevar por el asombro al comparar lo que es la música electrónica hoy día, de lo que fueron las primeras manifestaciones sobre música hecha y conceptualizada con “ruidos”.
Con la creación de la corriente artística conocida como Futurismo a principios de 1900, los artistas comenzaron a conceptualizar y teorizar el sonido como algo más que ruido. El pintor y compositor Russolo, considerado como uno de los pioneros de la música experimental, no sólo compuso sus obras, sino que creó sus propios instrumentos, la familia de instrumentos conocida como Intonarumori fue una de las primeras y espectaculares rarezas formas de producir sonido ajeno a lo que era considerado como tradicional y común; supuso un avance tecnológico y el origen de lo que hoy escuchamos con mucho sentimiento y pasión. La música electrónica no es lo opuesto a la calidez humana, es, según lo definió Bill Laswel en su momento, exactamente lo mismo.
La historia es imprescindible para aprender, pero sobre todo para entender. Hoy, los magníficos e imprescindibles instrumentos conocidos como Intonarumori. Sin ellos, probablemente la música electrónica no hubiese sido lo mismo.