La capital acogió esta segunda edición del festival DGTL Madrid durante diez horas llenas de música

El pasado sábado estuvimos presentes en uno de los festivales más eclécticos de Europa. Hablamos del festival nacido en Holanda, DGTL, el cual aterrizó en Madrid para ofrecer su segunda edición tras estrenarse el pasado año en la capital.

El festival tuvo lugar en un IFEMA, en el pabellón 3, un sitio ideal para su desarrollo. A nuestra llegada apenas tuvimos que hacer cola para entrar al recinto, algo muy positivo por parte de la organización. Una vez dentro pudimos ver la distribución de los escenarios, que este año eran uno menos que en la edición de 2019,siendo estos el Modular y el Generator. Una distribución que era excelente ya que el sonido de ambos no se solapaba.

La primera artista a la que tuvimo la suerte de escuchar fue a Honey Dijon en el escenario Modular, que contaba con gran cantidad de pantallas y multitud de luces siendo un magnífico escenario para el desarrollo del festival. El set de Honey Dijon estuvo cargado de funk y house que supuso un calentamiento perfecto para lo que quedaba de noche.

A su vez en el escenario Generator, Adriana López ofrecía una sesión cargada de ritmos oscuros y contundentes para los amantes del techno más crudo. Conforme avanzaba la noche los dos escenarios se iban llenando y fue a las 12 de la noche cuando los dos primeros platos fuertes de la noche subían al escenario.

Por su parte en el Modular los fieles de los sonidos más melódicos estaban de enhorabuena ya que Adriatique hicieron acto de presencia, a medida que se iba llenando el stage. El dúo suizo ofreció dos horas cargadas del techno más melódico donde también tuvieron cabida el progressive house con temas como “The Beggining” de Pryda e incluso sonidos un poco más oscuros.

Mientras tanto en el escenario Generator, el nacional Oscar Mulero subía los bpms deleitando al público con su clase y técnica a los platos y ofreciendo un set súper contundente como suele ser habitual en él.

En el mismo escenario después del español, le tocó el turno a Dax J que se marcó un set ideal para todo amante del techno duro rondando en ocasiones los 150 bpms. Todo ello para dar paso paso en último lugar a Ben Klock que siguió la estela de los dos artistas anteriores para cerrar el Generator Stage por todo lo alto.

En el Modular Stage después de Adriatique fue el turno de Dixon. El dueño de Innervisions ofreció una magistral sesión llena de clase y de sonidos a medio camino entre el techno y el house donde tampoco faltaron los sonidos tribales típicos de su sello.

Una vez estaba el stage abarrotado, y no cabía ni un alfiler, aparecieron los dueños de Afterlife para poner patas arribas el escenario Modular. Tale Of Us puso el broche de oro a la noche deleitando al público allí presente con una primera hora un poco más oscura de lo que nos tienen acostumbrados. En la siguiente dieron paso a los sonidos más melódicos y a muchas de las IDs que saldrán en los próximos meses por su sello, de la que destacamos “Hold Me To The Light” por encima de las demás.

En último lugar nos tocaría hablar de la organización, que en general fue bastante buena pero como siempre hay puntos que se pueden mejorar. Por ejemplo, para el pago en barra, sino disponías de tarjeta de crédito, tenías que obtener una tarjeta propia del festival que deberías recargar. El problema lo encontramos cuando no venía indicado en ningún sitio dónde se podía obtener este tipo de tarjeta y tras preguntar a cinco personas del personal de barra ninguno nos supo indicar y tuvimos que encontrar dicho punto finalmente por nuestra cuenta.

Otro de los puntos a mejorar es la escasez de zonas de descanso, ya que solo había una en todo el recinto. Pero no solo íbamos a resaltar los puntos negativos, porque hay muchos más positivos. Empezando por el sonido, que era bastante bueno para ser en un recinto cerrado.

Así mismo los escenarios eran ideales para disfrutar de una experiencia club sin estar en el mismo, esto se conseguía con unos stages en los que los artistas no estaban tan alejados del público como ocurre en otros festivales, lo que daba una atmósfera más íntima.

Y hasta aquí nuestra experiencia en esta segunda edición del DGTL Madrid. Un festival referente, al que no dudaríamos en volver el año que viene.