Hoke Tres Creus

Hoke se sumerge en lo profundo con «TRES CREUS»

El valenciano aparece por sorpresa para regalarnos su disco más íntimo hasta la fecha, que lleva el nombre de su barrio

Hoke es uno de esos artistas que se encuentran en algo que podríamos llamar ‘estado de supersubjetividad’ (lo llamo yo así en el momento en el que escribo esto). Su figura es percibida a través de diferentes prismas según a quien le preguntes; para sus fans más fieles, se trata del mejor rapero actual, un genio y casi una deidad. Para los fans del rap que rechazan este tipo de etiquetas y necesitan ir un poco a contracorriente, no será para tanto o incluso les generará rechazo por culpa del grupo anterior. Y para mucha otra gente que no está puesta en estos menesteres, probablemente sea un don nadie. Hoke se encuentra inmerso hasta el fondo en la época de los AOTY, los ‘macarronizados’ y los ‘históricos’, por lo que el álbum que acaba de lanzar es como ponerse a caminar en un campo de minas, siendo éstas reacciones de toda índole.

TRES CREUS es el nuevo y esperado trabajo conceptual del valenciano, que ha aparecido sobre la bocina de este 2024 cuando ya casi no se le esperaba. Solo cuatro feats y un buen ejército de productores entre los que se encuentran A. Dense, Lex Luthorz, Gese Da O, Steve Lean o El Secreto, entre otros; eso sí, ni rastro de su mano derecha Louis Amoeba. No sabemos si en pro de buscar trabajar con gente nueva o si es por alguna otra razón, pero desde luego es algo que llama la atención. Aún así no podemos decir que la jugada le haya salido mal, ya que el sonido es una de las cosas que más destacan en TRES CREUS. Las producciones son de primerísimo nivel y el acabado otorgado por el mix de PMP, Joxean Rivas y Mark Luva, y el máster del mismo PMP, es de relojería suiza.

Para ser honestos, puede que los beats y lo bien que suena todo sea lo que llama más la atención a primera escucha, pero a mí personalmente y después de varias vueltas a los algo más de 23 minutos que conforman el disco, me llama mucho más la atención el estado de aniquilación interior en el que parece encontrarse Hoke.

Aún así, creo que es mejor no adelantar acontecimientos. Y es que el disco comienza con ‘Aimbot’, una canción que sabe a victory lap por los sintetizadores de la producción y por el propio Hoke mostrándose inalterable: «Están mirando mi futuro, pero no hay quien lo gafe / Me da igual la carta que salga y las veces que baraje». En una clave parecida escuchamos ‘Masa Madre’, donde Hoke utiliza incluso un trozo de ‘The Man’ de Roc Marciano para plasmar lo poco que le importa lo que el resto tenga que decir sobre su camino. En este track encontramos un guiño al memorable verso del artista en ‘NADIE VIVO’ de Elio Toffana: «BBO, camina en línea recta / Si eres recto nos cruzamos a la ida y a la vuelta» (Hoke en ‘NADE VIVO’). «Ando recto, así me salgo del rebaño» (Hoke en ‘Masa Madre’). Eso sí, ya no parece querer cruzarse con alguien, sino más bien hacer ese camino por su cuenta.

Exceptuando ‘ABC’, del que hablaremos más adelante, parece haber dos partes bastante diferenciadas en TRES CREUS. La primera acaba con ‘M.A.N.’, un bombazo asistido por Ébano y por Ergo Pro donde los tres echan la vista atrás a los últimos años para ver cómo les ha cambiado la vida. Más allá de eso se trata de uno de esos temas de hermanamiento entre raperos, idóneo para poner a vibrar el suelo en los directos.

Como mencionaba antes el track #3, ‘ABC’, junto a Quevedo, nos deja los primeros momentos de lo que en realidad va este álbum (más allá de los porros y las cadenas). El beat elaborado por Nuviala y A. Dense nos transmite desde un primer momento la amargura y lo sombrío que rezuma luego la letra y es que, a distintos niveles, Hoke y Quevedo experimentan el vértigo del ascenso al éxito, con todo lo que ello conlleva. Ambos repiten a lo largo de la canción que se sienten disociados en los vuelos y en los bolos, incapaces de asimilar todo lo que les está pasando, y lo solos que se encuentran al final del día. En concreto ver a Quevedo en este tipo de canción, abriéndose y además haciéndolo en un registro que le queda muy bien, hace de ‘ABC’ uno de los grandes highlights del disco.

En la segunda parte de TRES CREUS que comentaba, el tono vira a algo mucho más sombrío que en los anteriores temas. No podemos decir que la música de Hoke en general sea esperanzadora y alegre, pero a partir de ‘Infrarrojo / Ultravioleta’ es cuando Hoke nos invita a acompañarle con sus demonios internos. Para ser más exactos, es en la segunda parte de la canción, ya que primero Hoke vuelve a recapitular sobre lo conseguido desde un punto de vista positivo. Después, el tema recurrente del disco como es la relación entre el éxito y el dinero y la infelicidad, sigue floreciendo. «Se hizo más grande la planta que la maceta», reza el valenciano. Por otro lado y dejando por un momento el contenido, el contenedor de estas letras que es tanto la música como el desempeño de Hoke rapeando, es realmente excelente.

Los cuatro últimos temas en este TRES CREUS ahondan aún más en estas ideas y lo siguen haciendo con unas producciones increíbles y un Hoke excelso. ‘Triple Six’ es uno de los momentos cúlmenes donde, sobre un pseudo sexy drill que chorrea pena, el rapero conecta sus sentimientos y vivencias; desde el volver con nostalgia a pintar vagones e irse de misión, a pasear con la joyera ASAP Eva por una calle de NY. «Yo tengo mucho más de lo que me hace falta / No quedan huecos a mis espaldas», rapea Hoke suplicándole al cielo quedarse como está. Con un estilo algo más agresivo, en ‘Dálmatas’ recuerda como hace pocos años vendía sudaderas desde su cuarto y ahora «ninguna marca le abriga», haciendo alusión a que la ropa cara no reconforta lo frío que se siente en el interior. «No siento nada en la barriga en el pico de mi vida», es la frase desgarradora que repite Hoke hacia el final de la canción.

La producción baja un escalón más en cuanto a tristeza y melancolía en el penúltimo track, ‘Nos Creíamos Kies’, con la aparición estelar de Morad. Pianos y violines y un Hoke entonando en el estribillo para reflexionar sobre la soledad y la gente que se ha ido de su lado. Morad como última colaboración del proyecto confirma que más vale calidad que cantidad en cuanto a invitados. El tema homónimo del álbum hace de cierre y es por ello que, de nuevo Nuviala y A. Dense, le dan ese sonido de outro. El rapero suelta algunas que se nos quedan grabadas, como la de las ofertas que se doblan como cucharas. Pero más importante es que en este último tema Hoke expresa el sentirse atado con barras como «Me creo libre y solo corro detrás de la liebre como todos» o el final de la canción donde reza: «Somos presos, hacemos formas con nubes».

El corte que más descolgado se me queda en este proyecto es sin duda ‘Telekinesis’, más que por la temática, por el sonido. Una especie de skit con un beat con tempo de algo parecido al reggaeton que pasa bastante desapercibido.

TRES CREUS muestra a un Hoke abrumado y acribillado por las balas de la industria, la presión y el éxito. El Hoke de BBO estaba cansado de ‘quitarse kilos’ o de tener la cuenta vacía el día 20 como contaba en en ‘Santo’. El de ahora, se ve sobrepasado por lo que ha conseguido y se estremece por la soledad que siente en la cima. Y solo han pasado dos años. Mientras que en canciones como ‘Medallones’ rapeaba: «no me cuelgan oros, diamantes ni perlas», en muchas de las canciones de este proyecto menciona como usa las piedras preciosas o sus cadenas para intentar sentir algo. El «esto es todo por amor» característico del rapero parece haberse quedado a un lado y no por decisión propia, sino porque el rap ahora se ha convertido en su trabajo y de alguna manera en su yugo. «Estoy buscando chito, pero ni van a hacerme a mí ni van a hacerme rico», decía en ‘Automático’, inconsciente de que BBO efectivamente le haría rico y le traería mucho más de lo que jamás imaginó.

El valenciano se muestra introspectivo, ansioso y angustiado, quizá por eso también el delivery que más abunda en el disco es el de su voz ‘susurrada’, al más puro estilo Gloosito. Las expectativas, la gente que se quiere aprovechar de su éxito y su autopercepción son temas recurrentes y que ya tocaba en el anterior disco: «me llaman genio, yo solo soy un stoner» (Hoke – Medallones, 2022). Quizá álbumes como este puedan servir de alguna manera para replantearnos el nivel y la forma en la que estamos consumiendo música, tanto desde la parte del público como desde la industria. El vértigo de un ascenso quizá inesperado y miles de ojos puestos en su nuca a partir de ese momento nos han dado uno de los mejores álbumes de rap español de este año, pero habría que preguntarle al artista a qué precio. Eso sí, desde el punto de vista únicamente musical, esta versión de Hoke resulta evolucionada en muchos aspectos desde su anterior disco, a pesar de que seguro que a él no le interesaría lo más mínimo leer opiniones como esta.

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