El legado de Andrew Weatherall

El DJ y aclamado productor acercó a los rockeros al sonido de las raves, considerado padrino del acid-house en la música electrónica

Por duro que parezca, la cultura de los años noventa fue realmente deprimente. Kurt Cobain, líder de los exitosos Nirvana, se suicidó a los 27. Elizabeth Wurlitzer (también fallecida este año) conectó con millones de veinteañeros con Nación Prozac (1994), una novela sobre ansiedad, anorexia y autolesiones. En España, grupos como Los Planetas consideraron un héroe cultural a Ian Curtis, sombrío y epiléptico vocalista de Joy Division, quien se suicidaría también a los 24 años.

Hablamos de una década que combinó de forma bruta consumismo e insatisfacción.

En medio de esta escena, se encontraba Andrew Weatherall, quien empezó siendo un chaval que hacía fanzines en los que hablaba de las cosas que le gustaban. De la forma en que vestían sus amigos, del fútbol o incluso los discos que escuchaban. El famoso Boy’s Own, del que hablaba hacía no demasiado con un periodista en una entrevista, diciéndose que, de haber nacido en la Era de los Ordenadores, no habría llegado muy lejos. Porque lejos llegó.

Andrew Weatherall, DJ, productor, y como tal, figura clave e imprescindible en la historia de la música británica de los últimos 40 años, falleció en la madrugada del 17 de febrero a causa de una embolia pulmonar.

Su aporte a la industria de la música

Comienza su legado como DJ en el club londinense de acid-house Shoom a finales de los ochenta, al mismo tiempo que puso en marcha el influyente fanzine Boy’s Own.

El comienzo de su carrera como productor podemos situarlo a comienzos de los 90 con la producción del Screamadelica de los Primal Scream, un álbum que acercó al rock y a los rockeros a los nuevos sonidos electrónicos que se estaban cociendo, agregando samples, loops y creando una mezcla revolucionaria de hard rock, house y rave, ayudó al disco a ganar el primer premio Mercury Music en 1992 y convertirse en uno de los álbumes más celebrados de la década. Más tarde, formaría el grupo The Sabres of Paradise junto a Jagz y a Burns con los que produjo música para los clubs.

Su carrera lo llevó a ser uno de los DJs clave en el movimiento acid-house de fines de la década de 1980, siendo un remezclador de  Happy Mondays (Hallelujah), New Order(World in motion), The Future Sound of London….

También fundó el festival Convenanza, que mezcla rock y electrónica, teniendo lugar cada año en Carcasona (Francia), y cuya octava edición, prevista para septiembre, ya está agotada.

En 2006 debutó como solista con el EP “The Bullet Catcher’s Apprentice” , y su último álbum fue Qualia en 2017.

Con este artículo se pretende recordar de forma resumida y compacta gran parte de su trabajo. Andrew comenzó siendo uno más en la industria y gracias a su mano de obra, ayudó a revolucionar la escena musical. Su trabajó definió parte del sonido de la primera mitad de los años 90, estando detrás del diálogo entre folk y trip hop. Hizo de la música electrónica un recurso, y la colocó en el centro de hasta el más purista de los géneros con los que trabajó el productor, que, como hemos comentado, montó sus propias bandas.

Rendimos un pequeño homenaje hacia su persona, sus familiares, y las personas con las que trabajó para hacer de esta cultura un espacio más rico y abierto. Gracias a Andrew Weatherall, la música electrónica siguió en pleno auge hasta hoy en día.

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