Tras conocerse algunas noticias tras la celebración de año nuevo, queremos dejar nuestra opinión al respecto. Volveremos… ¿Cuándo?
Volveremos… Más tarde que pronto. Quién lo diría. Parecía que todos estábamos concienciados y que la situación se estaba empezando a controlar, pero sólo era un espejismo. El año 2020 ha sido un año malo en rasgos generales para el sector cultural. Con más énfasis en los músicos, gerentes de salas, organizadores de eventos, festivales, y un largo etcétera. Algunos de estos emprendedores han conseguido reinventarse y, como se suele decir, han podido salir del paso. Otros en cambio, han cerrado las persianas de sus negocios de forma permanente.
Parecía que el 2020 iba a acabar mejor de lo que se esperaba. El anuncio de la llegada de la vacuna para combatir la COVID-19 era un ápice de esperanza para todo el mundo. Por fin podríamos empezar a soñar en un regreso a la vida normal. Pero para algunos, parecía que la cosa no iba con ellos y decidieron empezar el año con “su nueva normalidad“. En la noche del 31 de diciembre y en los primeros compases del nuevo año 2021 se produjeron noticias realmente bochornosas. Principalmente, la famosa rave de Llinars del Vallès en Barcelona. En ese punto, durante varios días, varios centenares de descerebrados se dieron cita para celebrar de la forma más incívica posible la entrada de un nuevo año. ¡Con la que está cayendo!
A partir de esta primera noticia, podemos reflexionar sobre la falta de ética y moral de las personas. No sólo la pandemia del SARS-COV-2 es la que azota el mundo. Hay otra más grave. La del déficit de empatía, de resiliencia, y sobre todo, de humanidad. ¿En serio era necesario organizar ese despropósito de fiesta con todo lo que tenemos encima? Para algunos parece que no existe la ley. Seguro que a los dueños de los locales que permanecen cerrados desde marzo y los que lo han hecho definitivamente les ha hecho mucha gracia este evento. Nótese la ironía.
Sin embargo, no todo esta perdido. Por suerte, esta parte de la población es sólo una minoría entre los que sí lo hicimos bien en estas fechas tan señaladas. Aunque las consecuencias las paguemos justos por pecadores. Pero volveremos. Hubo iniciativas que motivaban a vivir la fiesta en casa gracias al esfuerzo y a la forma de reinventarse de algunos artistas del sector de la cultura. En Nochevieja pudimos disfrutar de un espectáculo sin precedentes como el Oro Viejo de DJ Nano. Una gran iniciativa para llevar la música y la fiesta a casa vía streaming. Al igual que el festival Tomorrowland que lanzó su segunda gala online el pasado 31 de diciembre para despedir el 2020 a lo grande.
El hecho de que DJ Nano y su equipo, acompañado de reconocidos artísticas de la talla de DJ Neil, DJ Marta o Raúl Ortiz, entre otros significa mucho para la industria. No sólo en contenido, sino en la búsqueda por reinventarse y encontrar alternativas que supongan un punto de inflexión para la responsabilidad de la sociedad. Pero al igual de lo que organizó Nano o Tomorrowland, podría ser un buen momento para seguir apoyando iniciativas similares que se lleven a cabo. El sector cultural necesita de apoyos y los promotores, ya sea profesionales o amateurs requieren de un impacto promocional del evento por parte del público.
Quizás sería interesante que nos concienciásemos y nos pongamos manos a la obra con un sistema de feedback para intentar ayudar. Por ejemplo, lo podemos hacer mediante las RRSS compartiendo el post o noticia del evento; apoyando la música de tu músico favorito o acudiendo a eventos que cumplan todas las garantías sanitarias y de seguridad. Si es este último caso, recuerda siempre llevar la mascarilla y gel hidroalcohólico. Hay diversas maneras para evitar que el sector caiga en un coma profundo. El espectador es uno de los elementos clave. Nosotros somos una pieza de ese engranaje. La cultura es segura si ponemos todos de nuestra parte. Hagamos las cosas con responsabilidad y evitemos situaciones dantescas como la de la rave de Llinars.
Había muchas maneras para disfrutar sin arriesgar la vida por unas horas de ocio. Pero hay gente empeñada en que esto es un juego y la cosa no va con ellos. Encaramos la tercera ola de contagios con miedo, inseguridad y falta de humanidad. Estamos cansados. Llevamos casi un año luchando por hacer bien las cosas para que lleguen algunos y provoquen algún foco que se pueda descontrolar. Pero volveremos, aunque sea más tarde que pronto. Con esas actitudes tan poco cívicas y con tanta falta de ética, cada vez está más lejos que volvamos a vivir todo como antes.
Pero por suerte, con paciencia, todo llega. El esfuerzo que hoy se hace, será la recompensa de mañana. ¿Volveremos? Sí, volveremos a disfrutar de la música como antes. Nos costará más de lo que imaginábamos. Pero en tus manos está el futuro y con la ayuda de todos podremos conseguirlo. Al final si hacemos bien las cosas la espera se acortará. Y volveremos. Quizás más pronto que tarde.