Su nuevo EP lanzado por Deadbeats es la demostración de su sonido más maduro y sobretodo más complejo; el tipo de bass que no vemos todos los días.
Directo desde Sudáfrica, CHEE ha estado varios años modelando su sonido, ese tan peculiar que le caracteriza y hace llamar la atención. Su EP “Demigod” en 2016, por ejemplo, nos indicaba ya de qué pasta está hecho este artista. Siempre con estilos híbridos y difíciles de definir, CHEE apuesta por lo diferente y lo menos obvio.
Sin muchos rodeos, CHEE comienza su EP con “Blood Thirsty”, un tema algo deep en el que escuchamos una especie de halftime en el primer drop. En el segundo encontramos influencias del drum & bass, en el que hemos visto a este artista en anteriores ocasiones. Un estilo parecido encontramos también en la canción que cierra el EP, “Pipsqueak”. En este caso, en el segundo drop, encontramos unas influencias del drum & bass más marcadas aún.
El dubstep, aunque a su manera, está también muy presente en el EP. “Vultures” salió un tiempo antes como single y rápidamente llamó nuestra atención. En este, una buena intro precede a un drop de riddim con mucho estilo y personalidad. En cambio en “Neck Crack Flashback” escuchamos un dubstep distinto, con sonidos vibrantes y muy sonoros.
“Beaver Fever” es donde CHEE saca a pasear ese estilo híbrido que a menudo caracteriza su música. Este hybrid dubstep suena de maravilla, y en él se nota mucho la dedicación al diseño de sonido que emplea este artista.
Esto es lo que podemos contar del conjunto de temas que nos presenta CHEE en este EP. Sin duda su música es de las que se entiende mejor escuchándola directamente. Este trabajo nos hace pensar en el futuro que tiene este artista por delante, ya que en el bass lo que cada vez más gente busca es la innovación, lo que sorprende, y CHEE tiene mucha habilidad para esto.
También cabe remarcar la labor del sello de Zeds Dead, Deadbeats, que es por donde “Quarter Inch” se ha lanzado. Este sello lleva meses renovándose, trayendo mucha calidad y también haciendo justo eso, sorprender con cosas nuevas. Un sello al que ponerle el ojo muy de cerca.