2021 ha sido el año elegido por Flux Pavilion para finalizar la conexión con su tan alabado y reconocido dubstep. “.wav” es el último gran trabajo del británico, un álbum compuesto por 16 temas y a la venta por Circus.

Hace unas semanas, Flux Pavilion hizo unas declaraciones por su Twitter que terminaban de confirmar nuestras sospechas. Aún no había lanzado el álbum, pero con dicho mensaje nos mostraba las líneas generales sobre las que se desarrollaría “.wav”. Tras diez años de carrera vinculado al dubstep -una trayectoria admirable repleta de éxitos- el británico finalizaba su relación con este aclamado género.

I am no longer a dubstep person

— fluxpavilion.wav (@Fluxpavilion) January 11, 2021

Ah I just don’t really enjoy writing it anymore.

I’ve spent 10 years exploring it and now it feels right to move on

— fluxpavilion.wav (@Fluxpavilion) January 11, 2021

Realmente, la ruptura no es rotunda. De igual manera Flux sigue elaborando su sonido entorno al bass music y todo lo que éste representa, aunque sí es cierto que los cortes dejan de encasillarse por completo en el dubstep de hoy en día. En definitiva, encontramos claras referencias al género que le ha acompañado desde su inicio, aunque “wav.” representa el fin de su metamorfosis musical.

A lo largo de este álbum encontraréis elementos más que experimentales, un sin fin de sonidos melódicos y sobre todo, mucho bass music de calidad. Olvidad cualquier estereotipo musical, Flux Pavilion ha llegado para romper todas las normas. Sólo si sois capaces de comprender dicha conexión, podréis sumergiros por completo en todo lo que “.wav” representa.

El primer track es la definición perfecta de lo que este completo representa. La pieza va evolucionando poco a poco, con sonidos ciertamente dispares, los cuales finalmente y casi sin previo aviso, estallan en un drop melódico repleto de garra y elegancia. Esta será la línea que mayormente siga Flux Pavilion durante todo el álbum. Hay otras piezas como “Breathe” que son vocales de principio a fin, sin ningún tipo de sobresalto ni sorpresa. Sin embargo, el británico se ha encargado de que la contundencia esté más que asegurada en su álbum.

Hablamos entonces de cortes como la colaboración junto al propio Chime, “Fall To Me”, el cual incorpora a la perfección su esencia en el track, o “Somebody Else”, en la que la vocalista GLNNA es digna protagonista. De hecho, estos temas son los que más se asemejan al melodic dubstep como tal.

Encontramos también claras referencias a otros géneros. “Lion’s Cage” es una firme apuesta por el future bass, y aunque quizás se nos quede algo corto en líneas generales, el papel de Nevve -vocalista más que asidua en este tipo de géneros- es digno de admirar.

En el terreno experimental, hay auténticas joyas que son inclasificables. “Twitterbird” es uno de los pocos tracks que hemos escuchado en todos estos años de proyecto en los que el build up tiene más potencia y protagonismo que los propios drops, los cuales aquí realmente no existen como tal. De comienzo a fin, un track para disfrutar con los ojos cerrados.

Por otro lado, tampoco nos sorprendimos por completo cuando Flux dijo que dejaba de relacionarse directamente con el dubstep. Algunos adelantos del álbum como “20:25” junto a What So Not & The Chain Gang Of 1976 o el ya mítico “I Believe” fueron contundentes muestras de ello. Cortes con los que el británico nos quería comunicar su firme decisión de querer experimentar con la música y ser fiel a lo que su interior le pedía. Ciertamente, ambos son dos de las mejores piezas de todo el álbum.

Aunque sin duda, si hablamos de destacar, dos piezas se llevan nuestro oro particular. “Symphony” es probablemente uno de los mejores tracks del mes de enero. Pocas veces disfrutamos de una forma tan sorprendente la elegancia y personalidad de un artista en sus producciones. Si tuviéramos que definir este tema con una canción, sería sin lugar a dudas… Sensualidad. No esperéis sobresaltos ni centenares de diversos sonidos, aquí no es necesario.

Curiosidades o no, el otro trofeo se lo lleva el tema elegido por Flux Pavilion para cerrar el álbum. “LOVE” es una producción realizada íntegramente por el británico. Aquí no hay vocalistas ni colaboraciones que valgan. Es ciertamente complicado analizar este tipo de cortes, ya que el productor controla plenamente nuestras emociones de inicio a fin. Si bien durante el primer minuto y medio todo transcurre sobre una pausada melodía, finalmente el artista termina de introducirnos en un abanico de potentes sonidos que nos dejan boquiabiertos. ¡Melodías y contundencia también van genial de la mano!

Hasta aquí nuestra review de este gran álbum de Flux Pavilion, en el que ha culminado su metamorfosis musical. Y a vosotros, ¿os ha gustado? ¡Nos leemos por nuestras redes sociales!