De Pink Guy a cantante de desamor por excelencia, George Miller aka Joji lanza ahora su tercer álbum de estudio
George Kusunoki Miller vuelve a dejar claro que quiere ser mucho más que la sombra de su pasado con un no demasiado larga duración dividido en dos partes: una marcada por la pesadumbre y otra por la resignación. Un proyecto que nos ofrece aún más nostalgia de la que el artista nos brindó en Nectar (2020) o en BALLADS 1 (2018) y que ratifica su apuesta firme en lo musical.
Joji retoma la añoranza de una relación pasada en su nuevo disco. Aunque el cantante no nos presenta un trabajo virgen, pues hemos podido disfrutar de dos adelantos de SMITHEREENS previamente a su lanzamiento: ‘Glimpse of Us y ‘YUKON (INTERLUDE)’. El primero convirtiéndose en una de las canciones del año y el segundo dejándonos el mismo buen sabor de boca que nos causó ‘Gimme Love’ en su momento. ‘Glimpse of Us’ batió récords y logró posicionarse, entre otros, en el nº 1 del Top 50 Global de Spotify (por primera vez para Joji). Una anomalía en las playlists populares actuales, pues el tema que abre este álbum es una balada a piano con una duración de cuatro minutos. Un punto de partida que demuestra la capacidad del cantante australiano-japonés de hacer magia más allá de los cánones: no importa el género o fórmula musical, ‘Glimpse of Us’ tiene ese algo difícil de describir que atrapa desde que comienza hasta que acaba.
Sin renunciar a su esencia pop melódica con influencias del R&B, el hip-hop y la electrónica, Joji comparte sus miedos en un tercer trabajo publicado, pese a los rumores y posibles controversias, junto a 88rising Records. Hay quien especula que es el último disco del cantante junto al subsello de Warner Records, quien afirma que se ha publicado por obligaciones de contrato y quien cree que todo son conjeturas. El tiempo lo dirá, lo cierto es que la participación de George Miller en SMITHEREENS es ínfima en comparación con trabajos anteriores: no aparece prácticamente en los créditos de composición ni tampoco en los de producción.
‘Glimpse of Us’ es la canción que nos abre las puertas de un álbum hecho añicos, tanto en lo conceptual como en resultado: es complicado recomponerse tras escuchar SMITHEREENS. Las primeras notas de este éxito nos trasladan a la ciudad de las estrellas en lo cinematográfico, La La Land (esta balada a piano podría ser una mezcla entre ‘Epilogue’ y ‘City of Stars’), para luego demostrarnos que tiene el mismo componente dramático que la obra de Chazelle. La diferencia con el famoso film (atención spoilers) es que Joji admite que el brillo de sus ojos no es por su actual pareja, sino por rememorar lo que siente por un amor pasado. Todo ello bajo una atmosfera única liderada por la voz frágil del artista y acompañada por unos coros y harmonías que culminan la labor emotiva de ‘Glimpse of Us’.
Del pozo más profundo, el australiano nos eleva con la dinámica ‘Feeling Like The End’. Un tema en el que destaca el uso del falsete por parte de Joji, quien nos demuestra que no es oro todo lo que reluce. Pese a que el álbum parece animarse gracias a unas guitarras y un beat influenciado por el trap, el fondo continúa siendo el mismo: la tristeza por desamor persiste, esta vez al darse cuenta de que no todo dura para siempre.
Y de pena en pena, llega ‘Die For You’. Más allá de que VVV Trippin’ You bromease con la idea de que Joji se les ha copiado (la portada del videoclip es similar a la de Turboviolencia), nos encontramos con uno de los mejores temas del álbum. Joji complementa el ambiente sombrío de ‘Die For You’ con unos sintetizadores un tanto psicodélicos bajo lemas tópicos: morir por amor, dejar ir a quien amas y desear que esa persona sea feliz con alguien que la complete.
Las dos canciones que cierran la primera parte de SMITHEREENS, ‘Before The Day Is Over’y ‘Dissolve’continúan con la tónica con la que Joji inicia este álbum. Pese a pretender salvar lo insalvable de una relación que ya está acabada, ‘Before The Day Is Over’ nos evoca ‘Glimpse of Us’, pero con una mayor potencia gracias al refuerzo electrónico y un puente final apoteósico. ‘Dissolve’ se convierte en el final de una muerte anunciada (Joji canta “are we counting sheep until we dissolve?”), aunque en este último sencillo vuelven los ritmos más animados gracias a la ayuda de una guitarra acústica y el autotune.
Es a partir de ‘NIGHT RIDER’ cuando da comienzo la segunda parte del disco, más espontánea e incluso frenética que la anterior e ideal para aquellas playlists creadas para conducir de noche. Este primer tema de la cara B del álbum aumenta los bpms y es el único producido enteramente por Joji (y prácticamente escrito, de no ser por Isaac Sleator). En él recuerda en un ejercicio de convicción constante que es alguien valioso pese a lo sucedido.
En el juego de tira y afloja que Joji pone en práctica en SMITHEREENS, ‘BLAHBLAHBLAH DEMO’ no podía desinhibirse de ello: el cantante vuelve a creer que el amor perdido puede salvarse una vez más. Esta aparente balada a guitarra y golpes de sintetizadores acaba mutando en un ritmo ralentizado que parece versionar la famosa melodía de ‘Irreplaceable’ de Beyoncé. Además, es la encargada de adentrarnos al interludio, la canción que desprende retazos de ‘Gimme Love’ a raudales y la más veloz del disco.
Tras un amago de tranquilidad, ‘YUKON (INTERLUDE)’ es la vuelta a la razón de un Joji que reconoce que es momento de pasar página y alcanzar la plenitud y libertad personal. Vuelve a subir el ritmo, pero siempre bajo la magnética y cálida voz del cantante, que consigue trasladarnos a un ambiente plácido. ‘1AM FREESTYLE’ es el último grito desesperado por huir de una soledad inminente. And that’s all folks! Por si no hubiese tristeza suficiente, la canción que cierra SMITHEREENS nos hace recordar lo que ha sido y sigue siendo Joji desde sus inicios: un artista melancólico que sabe jugar con el desamor a placer, pero al que se le van acabando los recursos narrativos tras ya tres trabajos de estudio.
Eso sí, los niños tristes están de celebración, pues parece que Joji no se cansa de compartir sus penas a diestro y siniestro. También los que acaban de dejarlo con alguien. Desde aquí os mandamos ánimos, clínex y mucho SMITHEREENS.