El show de Apashe es uno de esos que hay que vivir por lo menos una vez, y la ciudad de Madrid lo sabía
Los conciertos de los artistas de música electrónica no tienen por qué ceñirse a un DJ set al uso y eso es algo que hemos visto con grandes actos como los de Pendulum, fred again.. o Timmy Trumpet, cada uno con sus elementos diferenciales. El canadiense Apashe es también uno de esos que encontró su forma de despuntar y su caso es realmente único. Con el lanzamiento de su álbum Renaissance en 2020, el productor visionó su filón: mezclar la música bass con la música clásica.
Más de tres años después y con otro álbum llamado Antagonist representándole, Apashe continúa llevando por bandera ese estilo propio. En concreto paseándolo por todo el mundo, ya que su ‘Antagonist World Tour’ está pasando por más de cincuenta ciudades de distintos continentes. Una de esas ciudades fue Madrid, donde el pasado 14 de febrero Apashe y sus acompañantes dejaron prendados a los asistentes de la sala La Paqui.
Hablamos de acompañantes porque el canadiense gira todo lo contrario a en solitario. Zakya y Wasiu como teloneros y la Brass Orchestra, forman su ejército de caballeros. Y es que todo lo que rodea a este show tiene un vibe de epicidad medieval que forma parte del imaginario de Apashe. Nuestra experiencia empezó con Wasiu, el rapero de Quebec que rezuma energía y cuya música también está infectada de bases electrónicas. Bases que se lanzaba él mismo y que iban desde el dubstep hasta el bass house; en ningún momento dejó el micrófono y fue la persona perfecta para calentar el ambiente de una sala que se iba llenando con el paso del tiempo.
Sobre las 9:30 de la noche, la Brass Orchestra, formada enteramente por instrumentos de viento y vestida de negro al completo, se posicionó a los lados de una especie de altar donde aparecería Apashe. La intro, como no podía ser de otra manera, fue majestuosa y dio a entender el tipo de show que íbamos a presenciar.
Sus dos últimos álbumes, fieles a su idea de mezclar distintos tipos de música electrónica con elementos de música clásica, protagonizaron buena parte del concierto. Canciones como ‘Majesty’, ‘Distance’ o ‘RIP’ se disfrutaron de una manera especial gracias a la orquesta, que cuando no estaba interviniendo, arengaba al público a modo de tímido grupo de animadores. El concierto, que duró alrededor de una hora y media, parecía que fuera a centrarse únicamente en su música, lo que en algún momento podía haber llegado a hacerlo monótono, pero Apashe tenía preparada una gran recta final.
Introdujo tracks de otros productores y una gran variedad de estilos. Desde el house de IMANU en su remix a ‘I’m Fine’, hasta el drum n’ bass de Camo & Krooked o de Chase & Status, pasando por mezclas a ‘INDUSTRY BABY’ de Lil Nas X o ‘Crazy In Love’ de Beyoncé y JAY-Z. En este punto la sala, abarrotada, vibraba y retumbaba gracias al público, síntoma de que estaban realmente satisfechos con lo que estaban viendo.
Apashe y todos sus músicos, que no parecían querer irse del escenario, agradecieron al final la gran acogida y apoyo, y el canadiense añadió un: “¿Cómo os volvéis tan locos en un miércoles?”, antes de hacerse una foto que inmortalizara lo vivido. Así concluyó un gran espectáculo ofrecido por uno de los productores de música bass que mejor ha sabido reinventarse en los últimos años, y que por lo que pudimos comprobar de primera mano, ha acumulado una gran cantidad de fieles en España que a priori no nos hubiéramos esperado.
